Si entendemos, como afirmábamos la semana pasada, que el Arte es inteligencia porque comprende el mundo y genera nuevas visiones de él, tenemos que ser coherentes y razonar que el Arte no es un proceso individual. El Arte es algo compartido, algo que se produce por muchas cosas y que no se limita al talento personal ni íntimo. El Arte está dentro de la Sociedad de la misma manera que la Sociedad queda retratada dentro del Arte. El Arte tiene un aspecto único, pero se produce de forma colectiva.
No es raro, por tanto, que uno de los objetivos del Arte sea establecer una conexión con esta realidad exterior, crear un vínculo especial. El Arte pretende sugerir ideas a su observador, y por eso podemos hablar de Arte como sugestión. Según Wikipedia, la sugestión es el proceso por el cual un ente manipula conceptos y emite una información para guiar o dirigir los sentimientos, pensamientos o comportamientos de una persona. Lo interesante de ello es poder admitir que el Arte cambia de alguna manera nuestro mundo, pues cambia nuestra manera de pensar, de sentir… y al cambiar nuestra manera de comportarnos, también cambia nuestra relación con otras personas, y así, más rápido de lo que se coge un resfriado, medio planeta puede cambiar por el Arte que produce una sola persona.
En la escuela, es importante sugerir ideas determinadas a nuestros alumnos para que empiecen a crear, sobretodo entendiendo al maestro como un orientador de sus creaciones. Pero también es importante enseñarles a sugerir, y sobretodo a saber identificar cuándo se les quiere sugerir algo, para darles la libertad de dejarse o no llevar por esa sugestión. Es parecido a cuando les enseñamos a ser críticos con lo que leen. Y es que el Arte también se puede leer, y no siempre de izquierda a derecha…